
El micelio puede adquirir una forma o textura de acuerdo con un objeto que se quiera obtener. En lugar de ser moldeado por calor o presión, se adapta al entorno. En el secado se estabiliza y así se obtiene un material a base de insumos de bajo costo y sin impacto tóxico.
Una red fúngica que puede reemplazar objetos
El micelio es una red formada por hifas, que sería la raíz de los hongos. Tiene filamentos microscópicos que crecen bajo tierra o en materia orgánica. En la naturaleza, cumple la función de descomponer y distribuir nutrientes.
En los últimos años, esa capacidad de colonizar, agrupar y compactar materia fue redirigida al diseño de materiales. Resultó ser que este hongo, cultivado en condiciones controladas sobre un sustrato vegetal, forma una masa sólida y porosa, que también es resistente. Sumado a eso, no se necesita prensarlo, ni ponerle pegamento.
Ventajas del micelio vs. al plástico de un solo uso
El plástico de un solo uso es la alternativa conocida por el común denominador de las marcas. Es económico y de fácil acceso. Lo que no todos saben es que se fabrica a partir de un recurso no renovable, que es el petróleo.
Esto quiere decir que un requerimiento para producirlo es la energía fósil, la cual genera gases de efecto invernadero y microplásticos que quedan en el ambiente por siglos.
El micelio se origina de cultivar residuos que en otros contextos serían deshechados. Sin químicos añadidos y sin contaminar el medioambiente, se llega a obtener un producto que cumple su función y vuelve al suelo para ser compost.
MOSH Micelio
MOSH es una startup argentina fundada por la diseñadora Denise Peñella que utiliza micelio —la red subterránea de los hongos— combinado con residuos agrícolas para crear envases compostables y biodegradables en menos de 60 días. Sus productos, resistentes, livianos, aislantes e hidrofóbicos, reemplazan al plástico tradicional y responden a un modelo de economía circular y regenerativa. Con diseños personalizados y de alto valor estético, la empresa se ha posicionado como aliada de marcas que buscan diferenciarse con embalajes sostenibles, alineados con el compromiso ambiental y la tendencia global hacia soluciones de bajo impacto.
Ventajas del micelio vs. a espumas sintéticas
Se le llama espumas sintéticas a materiales como el poliestireno expandido (telgopor) o al poliuretano. Son comúnmente usadas para embalar, cómo relleno o aislante. Su atractivo principal es que son económicas y pesan poco. }
Pero el costo ambiental es alto, dado que al romperse generan partículas contaminantes para el agua, el aire y el suelo. No solo se degradan de forma lenta, sino que no son compostables.
En este caso, el micelio brinda una solución parecida por su superficie esponjosa, liviana y resistente. Su estructura fúngica se compone de una red de hifas que se nutren de la energía de un sustrato para expandirse y esa composición la vuelve un amortiguador natural.
Ventajas del micelio vs. a maderas industriales
El aglomerado o el MDF (fibras de madera prensadas), son maderas que requieren adhesivos sintéticos, como resinas de urea. Lo que las hace propicias a liberar compuestos tóxicos y a consumir altos niveles de energía durante su proceso de producción. Sin contar que la madera viene de la tala de bosques nativos.
Entonces, si la madera es comparada con el micelio, hay que decir que este último nace de los residuos y sin necesidad que destruir nada. Los árboles no son su materia prima y no requiere adhesivos porque su misma estructura se encarga de eso.
Tal vez su resistencia no reemplaza a una madera maciza. Pero sí puede ser usado para artículos decorativos, revestimientos y algunos muebles.
Otra diferencia entre estos materiales es su peso. El micelio es conocido por su ligereza y eso implica la reducción de los costos logísticos, facilidad para ser transportado y la promesa de innovación en materia de diseño.






